Nagrend: Desde el principio hasta ahora

por Inspired Vie Dic 01, 2017 9:40 pm

Capítulo 1

El origen del mundo se remonta a muchos milenios atrás. En el mundo primitivo habitaban los dioses, que eran fuerzas de la naturaleza sin mente ni consciencia que existían en una tierra sin vida. Los dioses de la naturaleza estaban arraigados al territorio sobre el que ejercían influencia, y no se movían de estos bajo ningún motivo.
Y sobre esta tierra, también existían los otros dioses, mucho más poderosos que los dioses de la naturaleza: los dioses primarios, Khor, el ser supremo del caos, y Nhur, el ser supremo del orden. Las dos fuerzas eran totalmente opuestas, y se disputaban el control absoluto sobre el mundo y sobre cómo debía regirse.
El primero en realizar una acción para obtener ventaja fue Nhur, quien creó a los Protoángeles para manipular directamente a los dioses de la naturaleza y propagar el orden que este deseaba. En respuesta a esto, Khor crea a los Protodemonios, quienes hostigan a los ángeles para romper su influencia sobre los dioses.
La gran guerra de la separación ocurre. Los Protoángeles y los Protodemonios se enfrascan en una brutal pelea por quien deberá controlar al mundo. El resultado de esto, que es a lo que la guerra debe su nombre, es la separación del gran continente que existía primero, lo que luego daría forma al mundo moderno de Nagrend.

Capítulo 2

Con el pasar de la guerra entre los Protoángeles y los Protodemonios, las dos especies empiezan a desarrollar consciencia, entendimiento del mundo que les rodea y de las acciones llevadas por los jugadores principales de este: sus creadores.
Es así que las primeras jerarquías nacen en los Protoángeles. Este nuevo entendimiento del mundo es transmitido hacia los dioses, quienes también ganan consciencia.
Los dioses, ahora con mentes propias, observan la devastación originada por el incesante combate entre Nhur y Khor, y en un acto de rebelión se alzan contra ellos y los sellan, lo que corta sus vínculos con los Protoángeles y Protodemonios. Esto causa que las creaciones de los grandes dioses empiecen a extinguirse, pero los efectos de la estabilidad en Nagrend siguen gracias a que ahora los dioses de la naturaleza comprenden los efectos de encontrarse muy cerca del orden o caos absolutos.
Gracias a esto, la tierra dejo de separarse más, y adquirió la forma que ahora habitan las poblaciones modernas.

Capítulo 3

Finalmente, libres de la interferencia de los dos dioses primarios, los dioses de la naturaleza observan el mundo que tienen a su disposición, admiran las posibilidades que este posee, y crean la vida: la flora y fauna de cada región, con características únicas que son influenciadas por el dios de la región donde las especies surgen.
Adicionalmente, los dioses crean a los ángeles y a los demonios como seres que regularían el orden y el caos del mundo, para lograr un balance ideal y evitar la repetición de una segunda gran guerra del orden versus el caos.
Del cruce entre los ángeles y los demonios surgen los Nephilim, una especia inestable de corta vida pero de rápido desarrollo, que carece del mismo poder que sus antecesores, así como sus fuertes lazos con la tierra. A su vez, los Nephilim se reproducen unos con otros por generaciónes. El porcentaje de sangre angelical y demoniaca que las estos herederos distantes terminan teniendo es lo que define si se vuelven humanos, elfos, vampiros o ninfas. Las ninfas son un caso especial, pues no solamente necesitan un porcentaje similar de cada sangre, sino que también tienen influencia de la naturaleza, y eso es lo que las separa de los humanos.
Los Nephilim terminarían extinguiéndose a medida que las razas aparecían en Nagrend. Cuando el último murió, las civilizaciones empezaban a surgir. Y con civilización surge el conflicto de intereses. Los ángeles y demonios no están exentos de esta trágica cualidad, y con el avance del tiempo, esto lleva a la guerra.
La Primera Guerra Santa ocurre, donde los protagonistas son los demonios y los ángeles. Esta sería la guerra más sangrienta que las razas verían.

Capítulo 4

La catastrófica guerra arrasó con las poblaciones del mundo. Para cuando el humo se despejó, la civilización casi se había perdido, y los ángeles y demonios cayeron en una terrible vergüenza y remordimiento y decidieron esconderse, lejos de la civilización que casi exterminaron. Antes de caer en el olvido y ser recordados como criaturas mitológicas, dejaron a las razas el regalo de la magia, para que pudieran defenderse y usarla para volver a surgir.
Y así, el mundo ahora pertenecía a las cuatro razas. Las civilizaciones se recuperan de las heridas de la guerra y se desarrollan en los ámbitos social, económico, tecnológico y cultural. Tras el pasar de miles de años, las razas ahora controlan Nagrend y viven en cada rincón del mundo conocido.
Los héroes, humanos excepcionales, nacen. Uno para cada región,
La civilización, ahora sin el control de los ángeles y los demonios, vuelve a la desgracia de lo que es una guerra santa cuando los intereses se alzan por establecer la supremacía de cada nación. La Segunda Guerra Santa ocurre.

Capítulo 5

A diferencia de la guerra anterior, la civilización permaneció viva, pero no indemne. El panorama político cambio y las alianzas y bloques de influencia quedaron definidos. Los dioses de la naturaleza, observando este desastre y su similitud con la Primera Guerra Santa, incitan a los ángeles y demonios a otra vez interferir (pero muy levemente) con la vida como observadores y, en algunos casos, mediadores.
Durante la guerra, Nhor y Khur logran librarse muy ligeramente de los sellos que los atrapan, e intentan crear un avatar cada uno. Estos avatares serían Geo y Diástima, que habitarían un ser humano cada una.
Junto a esta discreta acción, también surgen nuevos humanos con habilidades y poderes que desafían las reglas ya establecidas de cómo funciona la magia, que tienen capacidades nunca antes vistas y que rompen con las normas de lo que se creía posible.
La historia comienza.